Opinión

Prisas, más vuelos en menos tiempo: el difícil equilibrio entre puntualidad y seguridad

La puntualidad está siempre en el número uno de las exigencias de los clientes para una compañía aérea, ya que la seguridad se da por hecho

Tradicionalmente, y prácticamente también, la puntualidad está siempre en el número uno de las exigencias de los clientes para una compañía aérea, ya que la seguridad se da por hecho, y tienen razón.

La capacidad de los aeropuertos no aumenta al ritmo de la densidad del tráfico aéreo, por lo que en la ecuación hay que reducir A para que aumente B y esto es tan sencillo como reducir el tiempo de escala de los aviones para poder gestionar más operaciones.

Lejos han quedado aquellos años en los que a la tripulación nos daba tiempo a bajar a la terminal a tomar un café o visitar el crew shop —que era un duty free exclusivo para personal aéreo—, mientras el avión quedaba impecablemente limpio gracias a la magia de los muy eficientes servicios de limpieza en todas y cada una de las escalas. En todas.

Teníamos bomberos a pie de avión en caso de reabastecimiento de combustible y un mecánico si era necesario. Suena a caro, suena a caro y suena a seguro, ¿puntual? No sé si tanto.

Hoy día, un Airbus A320 tiene, como mucho, 30 minutos de escala y si puede ser menos, mejor.

Evidentemente, los avances en tecnología aeronáutica han reducido hasta casi cero las averías de los aviones, digo “casi cero”, no cero, y las escalas son simples descargas y recargas de pasajeros. El primer pasajero que sube prácticamente ve el trasero del último que baja. Hay que salir cuanto antes.

La balanza está todavía a favor de la seguridad, que cada vez se sustenta más en la tecnología infalible y menos en el factor humano.

La balanza se va a inclinar tarde o temprano, perdiendo peso la eficacia tecnológica en detrimento de la confianza en ella.

No sé si me explico. Prisas, más vuelos en menos tiempo… En fin.

 

*Iván Torregrosa Pihlman es profesional de la aviación

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