Uno de los atractivos turísticos más famosos de Arabia Saudí en estas fechas, el Festival de Camellos Anual Rey Abdelaziz, celebrado en la capital, Riad, quiere convertirse en un evento de proyección internacional con participantes y visitantes de todo el mundo. Según ha publicado ‘El Mundo’, este año la celebración prevé superar los 300.000 peregrinos que disfrutarán de una amplia oferta de atracciones.
Sin embargo, la reputación de la cita está en riesgo después de detectarse casos graves de maltrato animal en uno de sus principales reclamos: el concurso de ‘Miss Camella’, en la que la rumiante ganadora se lleva unos 25 millones de euros.
Desde que a principios de enero se abrieran las puertas del recinto, 12 animales han sido descalificados tras descubrirse retoques con bótox para cumplir con los estrictos requisitos del certamen: “Miramos la altura de la camella. La cabeza, la boca y la nariz deben ser grandes. Los labios deben ser también de grandes proporciones, con el inferior ligeramente caído. Las mejillas deben ser amplias y largas. El cuello, delgado y largo. El color debe ser homogéneo, sin manchas. El animal puede tener varias tonalidades pero nunca mezcladas”, explican.
Ya en diciembre se detuvo a un médico que se encargaba de inyectar el bótox para aumentar el tamaño de las facciones del rostro y empequeñecer las orejas. No son los únicos retoques al que se someten los animales. Algunos dueños recurren a hormonas para aumentar su masa muscular.
Fahad Semari, uno de los miembros del Club del Camello de la región, ha declarado: “Por el interés de los derechos de los animales y la limpieza de la competición, estamos centrando nuestros esfuerzos en erradicar todas las tretas que intentan embellecer al camello artificialmente para llevarse los trofeos”. De esto depende que el evento logre la proyección internacional esperada y atraiga a miles de viajeros cada año.