Más de un viajero que haya despegado del Aeropuerto Internacional de Savannah/Hilton Head (Georgia, EE.UU), seguramente habrá visto dos rectángulos de cemento en uno de los márgenes de la pista 10/18. Aparentemente es un detalle irrelevante. Sin embargo, no es así.

Aunque suene descabellado, se trata de dos tumbas. Si el pasajero es un tanto curioso y observador, alcanzará a ver las lápidas. Una de ellas es la de Catherine Dotson, fallecida en 1877; la otra es la de su marido Richard, muerto en 1894.

Cuando el aeropuerto fue inaugurado en 1932, tenía la categoría de municipal y era muy pequeño. Durante la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en una de las bases del Cuerpo Aéreo del Ejército, motivo por el cual fue necesario ampliar la pista.

La ampliación ocupó los terrenos donde se alzaba la granja de los Dotson e, incluso, llegó hasta el cementerio familiar. Allí reposaban los restos de Catherine y Richard, los primeros que fueron enterrados allí.

A la familia no le importaba que el ejército hiciera obras en su propiedad. Pero, les pusieron una condición: debían pagar el traslado de las tumbas a otro lugar, excepto las de Catherine y Richard. Para evitar un conflicto con los Dotson, el ejército llegó a un acuerdo con ellos para construir la pista por encima.

Desde entonces, la terminal aérea de Savannah, ahora civil, es la única en el mundo que tiene dos sepulcros empotrados en una de sus pistas. Los más curiosos pueden corroborarlo usando el Google Maps.

Sin embargo hay un detalle que este servicio de geolocalización no les mostrará: los fantasmas de la pareja que, según cuenta la leyenda, aparecen al atardecer, tal vez para recordarles a pasajeros y tripulaciones que aquel en un lugar sagrado.