Las grutas budistas de Yungang, en la ciudad de Datong (China) son visitadas anualmente por tres millones de personas. Ante tal afluencia de turistas, los gestores de este espacio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO han decidido implantar una medida muy curiosa con el fin de regular el uso de los aseos públicos: instalar cronómetros que muestran el tiempo de uso de cada urinario.

Los usuarios han compartido a través de vídeos en redes sociales como Weibo grabaciones del curioso sistema. Sobre cada uno de los retretes hay una pantalla en la que se indica en color verde si está libre y en rojo si está ocupado. En estos últimos hay un temporizador en el que se indica cuánto tiempo lleva ocupado por la misma persona.

 

Si bien los responsables de las grutas explican al Xiaoxiang Morning News, explican que no están para controlar el tiempo de los usuarios y que jamás se echaría a nadie mientras hace uso de los mismos, son muchos los que subrayan el efecto coercitivo del cronómetro. Y es que son muchos los que se pueden sentir muy avergonzados y harán sus deposiciones a contrarreloj para evitar ser juzgados por los demás.

Esta interpretación cobra más peso si se tiene en cuenta en China existe un sistema de crédito social por el que los malos comportamientos pueden llevar a ciudadanos a perder derechos como el de viajar libremente.