Todo el mundo es consciente de lo desorientado o perdido que parece un turista cuando se encuentra en una ciudad diferente a la suya o incluso en otro país. Lo que casi nunca nadie se para a pensar es lo que puedan pensar los trabajadores turísticos que trabajan con estos viajeros despistados. Es el caso de los trabajadores de las Oficinas de Información Turística, que se han encontrado de todo, y más trabajando en un destino como Ibiza

El Diario de Ibiza ha realizado una pequeña recopilación de las preguntas más rocambolescas que han llegado a hacer los visitantes cuando llegan a la Isla Blanca. Entre ellas, destacan algunas locuras como los turistas que preguntan cómo pueden llegar al islote de Es Vedrà —donde el acceso está terminantemente prohibido— o si se puede recorrer Ibiza entera andando.

Aunque sin duda alguna, el turista más desorientado de todos fue el que llegó a la Oficina de Información Turística de ses Figueretes y, como si de un coffee shop en Ámsterdam se tratara, preguntó al trabajador dónde podía conseguir marihuana. El trabajador, algo confundido, le respondió: “¿Perdón?”, y el joven simplemente se marchó.

No obstante, en estos puntos de información también se dan algunas escenas bonitas y amables dignas de recordar. “Vino un turista preguntando si sabía de alguna librería o si podía comprar libros por aquí por Dalt Vila. Dalt Vila es sobre todo patrimonial, por lo tanto, no tenemos ningún lugar para comprar libros”, cuenta una trabajadora de la Oficina de Ibiza. No obstante, antes de que el turista abandonara el lugar, ella le detuvo y le dio una bolsa con todos los libros de promoción y guías turística que disponía. El viajero quedó tan encantado que se despidió con un: “Si vuelvo a Ibiza será por ti”.