El Ayuntamiento de Ámsterdan anunció el miércoles una nueva normativa que cambiará para siempre las visitas guiadas al Barrio Rojo, una de las mayores atracciones turísticas de la capital holandesa.
Según ha publicado 'El País', a partir de abril, los turistas que se detengan para escuchar al guía durante sus visitas, tendrán que hacerlo de espaldas a las ventanas donde se exhiben las prostitutas, con el fin de mostrar respeto y evitar que los viajeros las miren demasiado. Tampoco podrán tomarles fotos ni gritarles.
Además de esto, los guías, llamados ‘cicerones’ necesitarán una licencia, cuyo coste asciende a 100 euros, para recorrer la zona con un máximo de 20 personas. Aquellos que no cuenten con el permiso pagarán una multa de 190 euros. Si lo hacen a nombre de una empresa la sanción ascenderá a 950.
Por el barrio pasan cada semana alrededor de 21.000 visitantes y se estima que entre las 11 y las 12 suelen haber unos 27 grupos por hora deambulando por las calles, según datos oficiales.
Asimismo, la nueva regulación prohibirá permanecer demasiado tiempo en los puentes o frente a comercios en horario de ventas para evitar las congestiones.