Pese a que cada vez se han hecho más cómodos y asequibles, los cruceros por la Antártida no dejan de entrañar riesgos, subrayan los proveedores especializados en este tipo de viajes. Prueba de ello es que, tan solo en noviembre, tres pasajeros a bordo de buques de expedición han perdido la vida a causa de los fuertes oleajes que se producen en una zona en la que confluyen el Atlántico, Pacífico y Antártico.
El pasado 15 de noviembre, fallecieron dos viajeros del buque World Explorer de Quark Expeditions. Perdieron la vida cuando la zodiac en la que se desplazaban para una excursión fue volcada por una ola cerca de Cape Lookout, Isla Elefante. En el incidente, también resultaron heridos otros cuatro pasajeros y dos miembros de la tripulación.
El 29 de noviembre se registró otra muerte, esta vez a bordo del Viking Polaris, mientras navegaba hacia Ushuaia. Una ciudadana estadounidense de 62 años recibió un corte mortal de vidrios que se rompieron por el fuerte oleaje. Otros cuatro pasajeros sufrieron lesiones leves.
Según recoge Travelweekly, desde Quark aseveran que "los viajes por mar en las regiones polares conllevan riesgos conocidos”, aunque insisten en que mantienen rigurosos estándares de seguridad y que todo su personal está capacitado.
Por su parte, representantes de compañías especializadas en la venta de viajes a la Antártida, que han participado en el viaje inaugural del Vega de Swan Hellenic, se muestran tranquilos con respecto a estos últimos sucesos. "Desafortunadamente, todo viaje conlleva un riesgo inherente, y la Antártida aún más", dijo Paul Cathcart, propietario de Never Travel Solo.
Mary Jean Tully, fundadora de Tully Luxury Travel, sostiene que ningún cliente le ha “dicho que quiera cancelar sus viajes o que estos los disuadiría de viajar".