Cada vez son más habituales que turistas que reservan estancias en alojamientos rurales se quejen de aspectos propios del medio como el olor a ganado o los ruidos de animales como el canto del gallo. Sin embargo, en Asturias se han propuesto blindar lo que consideran parte de su "acervo cultural".
Según informa La Voz de Asturias, desde el Partido Popular —en la oposición— han presentado una Proposición de Ley para proteger el “Patrimonio Sensorial Rural Asturiano”. Esto incluye sonidos de animales y maquinaria agrícola, pero también radiales, campanas, tractores vehículos o cencerros. Asimismo, también se blindará el olor a estiércol, purines, humo o pelo quemado. Apuntillan que se protegerán siempre que no provoquen perturbaciones anormales.
Con ella no solo quieren evitar las disputas que se producen entre visitantes ocasionales y habitantes, sino también evitar que lo que denominan “rurales reconvertidos", es decir, residentes que abandonan la actividad agrícola y ganadera para concentrar toda su actividad en el turismo. El texto también pretende proteger a los locales ante los pequeños hurtos que se producen a veces por parte de los visitantes, que deciden llevarse verduras, frutas o incluso pequeños animales sin ningún tipo de permiso.
"Los turistas quieren el campo, pero sin las servidumbres del campo”, reza el texto, que añade que los visitantes “quieren vivir en la naturaleza, pero en una naturaleza muerta, insonorizada e inodora”.