La vivienda vacacional está invadiendo las ciudades. Sin embargo, el caso de Búger, el municipio de menor superficie de Mallorca, es completamente literal. De las 887 casas construidas, 156 se destinan a esta actividad, lo que ha llevado al pueblo a convertirse en el segundo municipio de Baleares con más alquileres turísticos sobre el total de viviendas —solo por detrás de Pollença— y el quinto a nivel nacional.

Esto ha provocado una completa división de opiniones en el pueblo, donde unos piensan que el alquiler turístico es el que ha generado riqueza, ya que se han arreglado muchas fincas; mientras que otros consideran que se deben mejorar las infraestructuras porque “no son suficientes”.

Y es que en verano, de los 1.148 residentes censados, pasan a ser 2.000 habitantes, lo que provoca falta de aparcamiento y colapso los días de mercadillo, por no hablar del sistema de recogida de basuras: “Muchos clientes de estos pisos la sacan cuando les va bien, no saben que hay un día diferente para cada tipo de residuo”, cuentan los vecinos a Diario de Mallorca.

Otro ejemplo de la falta de infraestructuras lo pone el propio alcalde de Búger, Pere Torrens. El edil cuenta que a veces los turistas hacen mucho ruido, no obstante, se ve muy limitado: “No tengo medios para combatirlo, solo hay un policía municipal en el pueblo”.