Demasiados visitantes y excesivos abrazos están haciendo mella en el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal (Cantabria), un Monumento Natural protegido. Pese a que en octubre de 2024 se anunció que se implantaría un sistema de control de acceso; sin embargo, tras el paso de los meses, la situación se mantiene y, durante la mayor afluencia durante las vacaciones de Semana Santa, se agrava.

Pese a que el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento han estudiado conjuntamente las medidas de control (que podrían ser mediante tornos o guardias en los accesos), desde el consistorio insisten en que encontrar una solución es “complicado”, recoge RTVE.

"Los daños que se están produciendo en estos espacios, con tantos visitantes, unos 200.000 al año, en un lugar muy reducido (2,5 hectáreas) y es evidente que hay que tomar medidas", afirma ante la citada televisión, Ramón Sainz, de Ecologistas en Acción. En concreto, se estima que más de medio centenar de las 850 secuoyas del bosque sufren daños, muchos causados por los abrazos o la gente que se apoya, así como por el constante tránsito que deja las raíces al descubierto.