Chipre se erige como uno de los destinos más castigados por la guerra de Ucrania, ya que ha perdido a dos de sus principales mercados emisores de turistas.
En 2019, antes de la pandemia y del conflicto armado, la isla mediterránea recibió a 800.000 turistas rusos y ucranianos, lo que suponía una quinta parte del total de visitantes internacionales recibidos. Ahora, según subraya Euronews, la cifra se ha reducido a prácticamente cero, lo que supone un duro golpe para su economía (el turismo aporta un 20% del PIB, directa e indirectamente). De hecho, el viceministro de Turismo, Savvas Perdios, ha cifrado las pérdidas para este 2022 en 600 millones de euros.
La ausencia de turistas rusos —provocada por la prohibición de vuelos procedentes de Rusia a países de la Unión Europea—está ahogando a los hoteleros chipriotas que buscan alternativas. Entre las ideas que se barajan destaca la intención de atraer a visitantes rusos a través de países que aún mantienen las conexiones aéreas como es el caso de Serbia, Georgia o Israel.
Por el momento, y mientras se plantean las nuevas propuestas, se están centrando en mercados europeos tradicionales como es el caso de Francia, Alemania o los países escandinavos. Prueba de ello es que por primera vez cuentan con conexiones directas procedentes del país galo, mientras que los vuelos semanales desde el país germano y los escandinavos se han incrementado un 50 y 30%, respectivamente.