Portugal está viviendo una de sus mejores temporadas turísticas, siendo su capital, Lisboa, uno de los lugares más visitados, donde los foráneos se confunden con los vecinos locales, llegando, en ocasiones, a superarlos en número.
Estas oleadas de turistas, provocan la escapada de los lisboetas a zonas alejadas de la capital, como las playas de Sintra o de la Costa Caparica. Sin embargo, tal y como informa El Mundo, existe otra región portuguesa que se ha convertido en una suerte de santuario para aquellos que buscan la exclusividad. Se trata de Comporta, un barrio que forma parte del municipio Alcázar del Sal (Setúbal) que alberga un extenso arenal de color blanco, bañado por aguas cristalinas.
Comporta era un latifundio aislado que estuvo en manos de un holding británico y posteriormente de la familia Espíritu Santo, una de las más pudientes del país. Por deseos del patriarca de esta familia, el banquero Ricardo Salgado, la región se convirtió en un destino turístico de lujo. Salgado comenzó su creación transformando 12.500 hectáreas de suelo rústico en un “destino turístico de alta calidad” y finalmente lo consiguió, constituyendo uno de los lugares más exclusivos del litoral luso.
En la actualidad, Comporta ha sufrido una brutal transformación. Por un lado, las tascas se han convertido en restaurantes exclusivos, donde la comida tradicional cuesta el doble de lo que costaba antes. A su vez, la región acapara las páginas de periódicos como The New York Times, que catalogó a su playa como una de las mejores del mundo.
Entre los residentes del barrio existen sentimientos encontrados, algunos lamentan que Comporta haya perdido su identidad original, mientras que otros han aceptado su faceta turística actual. Al respecto, Luzia, trabajadora de un bar local, manifestó: “Hace una década podías tomarte un café por 40 céntimos, pero ahora te cobran dos euros por la cara. Con la tontería nos irán desplazando a todos, pero ahora es el momento para hacer caja”.