Los empresarios y trabajadores del sector turístico de Tulum (Riviera Maya, México) se han cansado del 'turismo de borrachera'. México ha sido uno de los pocos países del mundo que no ha cerrado sus fronteras a los turistas, sin embargo en Quintana Roo, el estado en el que se encuentra Riviera Maya, los bares y discotecas están cerrados y los eventos multitudinarios, prohibidos.
A pesar de estas restricciones, las fiestas clandestinas —sin distancia social ni uso de mascarillas— se siguen celebrando en este destino vacacional. "La fiesta en Tulum tiene magia. Lo del coronavirus es una bobada, la vida tiene que seguir, no pasa nada", asegura Greta, una española que asistió a un 'rave' en diciembre, al diario France 24.
Por su parte, el sector hotelero se muestra totalmente en contra de estas fiestas y celebraciones porque “manchan la imagen del lugar”, tal y como ha afirmado David Ortiz, presidente de la Asociación de Hoteles de Tulum. Además, según sostienen los empresarios, este tipo de turistas no dejan un impacto económico positivo ni en las empresas ni en el estado.
Para los hoteleros estos eventos, no solo dejan residuos y contaminación acústica —en un destino donde la naturaleza y la tranquilidad son dos de sus patrimonios más valorados—, sino que también pueden hacer pensar a otros turistas que en Riviera Maya no se siguen las medidas sanitarias adecuadas.