El sur de Brasil, concretamente el estado de Río Grande del Sur, sigue azotado por un fuerte temporal. Las lluvias torrenciales caídas durante las dos últimas semanas y el consecuente desbordamiento de ríos en la zona están dejando una devastación sin precedentes.
Más 100 personas han fallecido y más de 136 han desaparecido. Estos han sido, por el momento, los daños humanos provocados por las inundaciones. De hecho, el pasado miércoles, las labores de rescate tuvieron que ser suspendidas debido a la fuerza de la lluvia. Por no hablar de los daños materiales. En la capital del estado, Porto Alegre, miles de viviendas han sido afectadas, además de museos u otros atractivos turísticos, como el estadio de fútbol Gremio Arena.
Por otro lado, las inmediaciones de la ciudad, así como otras ciudades, han quedado reducidas a un barrizal, lo que provocará que “ciudades enteras tendrán que cambiar de ubicación”, según Marcelo Dutra da Silva, profesor de Ecología de la Universidad Federal de Río Grande.
Según ha explicado a BBC Brasil, esto se debe a que será “necesario alejar las infraestructuras urbanas de los entornos de mayor riesgo, que son las zonas más bajas, planas y húmedas, zonas de ladera, riberas de los ríos o ciudades que están dentro de los valles”.
Por otro lado, el aeropuerto de Porto Alegre sigue cerrado e inoperativo hasta próximo aviso. Esto quiere decir que el aeródromo ya acumula una semana completa de inactividad.