Desde el pasado 7 de enero, todos los turistas que visiten Japón tendrán que pagar una tasa turística. El importe de la misma se les cargará directamente en sus billetes de barco o avión para abandonar el país nipón, es decir, en sus pasajes de vuelta.
Tal y como recoge Los Angeles Times, la tasa de 1.000 yenes (8,07 euros) no sólo afecta a aquellos visitantes extranjeros que pernocten en el país, sino a aquellos que estén en tránsito y se mantengan más de 24 horas en el territorio nipón. Los niños menores de 2 años están exentos del pago.
Se espera recaudar cerca de 50.000 millones de yenes anuales (404 millones de euros). El objetivo es invertir el dinero recaudado en nuevas iniciativas que sirvan para mejorar los servicios turísticos que se ofrecen. En concreto se está trabajando en un sistema de reconocimiento facial en aeropuertos que agilice los trámites migratorios y de asistencia a los visitantes.
Japón recibió en 2017 un número récord de 28 millones de visitantes, un aumento del 250% desde 2012. Se espera que con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se alcancen los 40 millones de turistas.