En 2004, tras los años de guerra y conflicto, Camboya comenzó a recuperarse y a atraer a una considerable masa de turistas —hasta alcanzar los 5 millones el año pasado—, lo que promovió la apertura de centros de atención residencial para menores. Datos recogidos por el Ministerio de Asuntos Sociales de Camboya y UNICEF, apuntan que los centros han pasado de tener un total de 6.000 niños, a contar con más de 26.000.

Estos orfanatos están distribuidos por zonas turísticas del país, como Siem Reap, Phnom Penh, Sihanoukville  y Battambang, y son ofertados como atracciones para los visitantes, en las que pueden estar con los menores, sacarles fotografías o apadrinarlos si realizan una aportación económica. Además, en muchas ocasiones, los niños han sido educados o amaestrados para hacer la labor de captadores de fondos y realizar actuaciones de danza clásica camboyana.

Sin embargo, según datos revelados por UNICEF, la gran mayoría no son realmente orfanatos y tres de cada cuatro de los menores que viven en ellos no son huérfanos o tienen familiares que pueden ocuparse de ellos. Estas cifras muestran el descontrol que hay sobre la proliferación de estos centros.

“En muchos casos no se comprueba de forma rigurosa los antecedentes de las personas a las que se da acceso a la institución. Esto pone a los niños en riesgo de explotación y de abuso sexual”, ha asegurado Bunly Meas, responsable de comunicación en UNICEF en Camboya.  

Un claro ejemplo es el caso del orfanato ‘Cambodia Orphan Fund’, dirigido por el británico Nicholas Griffin, que fue ingresado en prisión por abusar sexualmente de varios menores en 2010. Tras el terrible suceso, los menores de dicha residencia se quedaron a cargo de Lidia Linde, que había servido durante años como voluntaria, y quien además, fundó, por petición de autoridades camboyanas, una nueva organización, ‘Juntos por Camboya’, que dista mucho de ser como los orfanatos fraudulentos, y cuenta con una restrictiva normativa en la que no se puede fotografiar a los menores ni servir como voluntarios ocasionales.

Por su parte, el Gobierno de Camboya está tratando de solventar este problema que afecta a cientos de niños, por lo que está llevando a cabo medidas para investigar y verificar que los centros se encuentran registrados, que los menores no están sufriendo abusos y devolver de nuevo a sus hogares a un 30% de los menores. También quiere concienciar a los turistas y donantes de que no financien a estas instituciones sin estar informados de la veracidad de los mismos.