Durante los últimos años Italia se ha librado de los ataques terroristas perpetrados en el resto del continente. En el país mediterráneo, el último atentado significativo ocurrió en 1985 en el aeropuerto internacional de Fiumicino, en Roma, y dejó 16 muertos y 81 heridos.
Desde esa fecha, solo han sufrido incidentes menores. Las 102 acciones violentas ocurridas en la nación de 2000 a 2015 registradas en Global Terrorism Database solo produjeron 3 muertes.
Estos datos han hecho que expertos y servicios de inteligencia hayan comenzado a estudiar cuáles son las causas por las que el país se haya librado de los recientes atentados en Europa.
Raffaele Marchetti, analista especializado en Relaciones Internacionales y Terrorismo de la Universidad Luiss de Roma apunta que entre los argumentos se encuentran que “Italia no se haya involucrado en misiones militares significativas en Oriente Medio” y que “no posee un número alto de hijos de inmigrantes radicalizados”.
A diferencia de Francia y Reino Unido, Italia no cuenta con un pasado colonial significativo ni ha participado en bombardeos contra los diferentes grupos armados extremistas de Oriente Medio.
Mario Calabresi, director del diario ‘La Reppublica’, ha señalado que: “Podemos pensar que Italia ha sido afortunada [en no haber padecido atentados], pero también hay factores a tener en cuenta. El primero es que en las ciudades italianas no hay guetos en los que viven solo inmigrantes”. La escuela pública según detalla ha conseguido esa integración. “Aquí hay menos jóvenes de segunda y tercera generación que se buscan rebelarse a sus padres y son atraídos por el yihadismo”.
Un estudio publicado por el International Centre for Counter-Terrorism de la Haya ha indicado que el número de ‘foreign fighter’ con pasaporte italiano fichados son apenas “un centenar de individuos”. Además de esto, la clase política y empresarial italiana históricamente ha mantenido canales de comunicación con el mundo árabe, en concreto con Túnez, Algeria, Libia, Egipto, Líbano y Siria,. Incluso desde la derecha, Silvia Berlusconi mantuvo una relación fluida con el exdictador de Libia Muamar Gadafi. Tal y como explica Marchetti, “esto también ha contribuido a la creación durante años de bases de datos con información sobre estos países que se están usando actualmente”.
El factor mafia también es de gran importancia. La experiencia fruto de la lucha contra estos grupos ha sido extendida a los extremistas islámicos.
Asimismo, la aprobación de legislación específica como el decreto del 15 de abril de 2015 recrudeció los castigos para los terroristas y facilitó sus expulsiones y el monitoreo de páginas web más sospechosas. Hasta el pasado junio, 187 personas han sido expulsadas de Italia, 55 de ellos en 2017.
“Cuando logramos probar que hay delito, los detenemos enseguida. Más aún, también estamos expulsando a individuos peligrosos cuando hay serios motivos de seguridad. Estas medidas las toma el ministro o el jefe nacional de la policía y se aplican, en casos extremos, también antes de que el delito se produzca”, explica Lamberto Giannini, policía que dirige la Oficina Antiterrorista de Italia.