Pese a ser una joya turística en ascenso, Sunny Beach (Bulgaria), en la costa del Egeo, ha vivido una temporada estival para olvidar. “Más corto de lo esperado y peor de lo previsto”, así definen el verano los hoteleros de la zona.
Según recoge Handelszeitung, en junio y julio se han anotado 3,3 millones de pernoctaciones, unas cifras que suponen un aumento del 10% con respecto a 2022, pero que quedan muy por debajo de su año récord, 2019, cuando el país recibió 5,8 millones de turistas extranjeros.
Los empresarios hoteleros achacan la tendencia negativa al miedo de muchos turistas de Europa Occidental a viajar a destinos próximos al conflicto bélico entre Ucrania y Rusia y también a la pérdida de turistas rusos, que constituían uno de sus principales emisores.
Vista la situación y con el objetivo de remontar la temporada, los hoteleros están ofreciendo precios significativamente más bajos que Grecia y Turquía con el fin de atraer a turistas de los Balcanes.