Venecia (Italia) ha dicho basta y se dispone a implementar una serie de medidas para controlar las ingentes riadas de turistas que abarrotan sus canales y plazas sin apenas dejarla respirar. Un mes después de vetar a los cruceros la entrada a la laguna, se están llevando a cabo una serie de pruebas junto a la polizia para poner en funcionamiento una red de cámaras de vigilancia, tornos de entrada e implementar la obligatoriedad de realizar una reserva anticipada, con un pago de entre 3 y 10 euros, para visitar la histórica ciudad.
El objetivo del alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, es hacer más sostenible el turismo de una ciudad que recibía hasta ahora una media de 25 millones de personas al año y que apenas supera los 150 kilómetros cuadrados de superficie terrestre. "Espero protestas, juicios, todo (...) pero tengo el deber de hacer que esta ciudad sea habitable para quienes viven en ella y también para quienes quieran visitarla", declaró Brugnaro recientemente.
El consistorio todavía no ha calculado cuántas personas son demasiadas ni cuándo entrarán en vigor las nuevas medidas —aunque se esperan para el verano de 2022— pero, de momento, ya han puesto en funcionamiento un puesto de vigilancia con 468 cámaras de circuito cerrado de televisión, sensores ópticos y un sistema de rastreo de teléfonos móviles dirigido por la policía que les actualiza el estado de la ciudad cada quince minutos, según informa Público. Así pues, a través de este puesto de control pueden distinguir a los residentes de los visitantes, a los italianos de los extranjeros, de dónde vienen las personas y a dónde se dirigen y cuan rápido se mueven por los canales y accesos de la ciudad.
Además, también se están realizando pruebas con tornos de acceso como los utilizados en aeropuertos y estadios para calcular y controlar el flujo de personas, así como la implantación de un pago para acceder a la ciudad de entre 3 y 10 euros, que deberá estar reservado previamente a través de una aplicación móvil. De este impuesto turístico, sin embargo, estarán exentos residentes, estudiantes y viajeros que se hospeden al menos una noche en un hotel de la ciudad, dado que estos últimos ya habrán pagado la tarifa de noche de hasta cinco euros diarios que cobra la ciudad.
Este plan de medidas, propuesto por primera vez en 2019, se tuvo que posponer debido al estallido de la pandemia del Covid-19, sin embargo, parece haber ganado fuerza durante estos dos años en los que los venecianos han podido comprobar cómo es su ciudad sin riadas diarias de turistas y lo cristalino de sus aguas gracias a la ausencia de cruceros, barcos y lanchas.