El ex embajador de República Dominicana en Washington (Estados Unidos) y ex gobernador del Banco Central Dominicano, Bernardo Vega, ha analizado las claves que han llevado al presidente del país caribeño, Luis Abinader, a revalidar su cargo en las pasadas elecciones, que tuvieron lugar el 19 de mayo. Vega ha lanzado también los retos que le esperan al mandatario en los próximos cuatro años.
Un “éxodo a la inversa” hacia Haití
En declaraciones a Televisión Española, Vega ha señalado que, si bien su mano firme ante la inmigración ilegal llegada de Haití le ha servido para “exacerbar el antihaitianismo dominicano” y ganar votos, estos migrantes podrían generar problemas a Abinader durante esta legislatura.
Tal y como ha recordado el exdiplomático, en menos de 15 días terminarán de desembarcar en el país francófono fuerzas internacionales —encabezadas por Kenia— que, en caso de que consiguieran estabilizar la situación en Haití, podrían generar un “éxodo a la inversa”, es decir, haitianos que voluntariamente quieran volver a su país. Esto restaría mano de obra al sector turístico dominicano, precisamente, uno de los principales motores económicos que ha llevado al país a posicionarse como la séptima economía de Latinoamérica.
Reducir la criminalidad
Otro de los retos que deberá enfrentar Abinader en su segunda legislatura será resolver el problema de violencia y criminalidad, surgido últimos dos o tres años. Una de las principales medidas en este sentido será la reforma de la policía, iniciada en su anterior mandato, pero aún no finalizada.
Posible freno a la inversión extranjera
Por otro lado, Vega ha apuntado que en la anterior legislatura Abinader no pudo sacar adelante una ambiciosa reforma fiscal que deberá tratar de acometer en los próximos cuatro años. En este sentido, el principal problema de República Dominicana, según ha apuntado el exdiplomático, es que se trata de una economía con una de las recaudaciones más bajas de toda Latinoamérica, “y el país no puede seguir endeudándose”. Esto podría repercutir en las empresas turísticas, ya que uno de los impuestos que podría incrementarse es el de sociedades. Asimismo, supondría un obstáculo para la llegada de inversión extranjera.