El creciente compromiso de los ciudadanos con el medioambiente está comenzando a afectar a las aerolíneas. Tal es así, que incluso se ha extendido el movimiento sueco flygskam o la vergüenza a volar, que consiste en sustituir a los aviones por otros medios de transporte menos contaminantes.
Según ha informado Travel Weekly, este ha sido uno de los temas candentes abordados en los principales eventos de la industria de la aviación en Seúl (Corea del Sur) y París (Francia), el pasado mes. Por ejemplo, en la reunión general de la IATA en Seúl (celebrada del 1 al 3 de junio) se insistió en que los transportistas deben comunicar mejor sus acciones contra el cambio climático.
A este respecto, el director general de la IATA, Alexandre de Juniac, aseguró: “La aviación está haciendo su trabajo”. Para mostrar su compromiso con el medioambiente, la asociación reafirmó su apoyo al Programa de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional o CORSIA. De hecho las aerolíneas se han comprometido en reducir un 50% las emisiones de la aviación internacional de 2005, para el año 2050.
Salón Aeronáutico de París
El medioambiente también acaparó todos los focos en el Salón Aeronáutico de París, que tuvo lugar del 17 al 23 de junio. En este encuentro, por ejemplo, la empresa israelí Eviation presentó al primer avión comercial de pasajeros totalmente eléctrico: Alice.
A su vez, compañías como Rolls-Royce, Airbus, Siemens, United Technologies (que incluye al fabricante de motores Pratt & Whitney), Zunum Aero (que cuenta con el respaldo de Boeing) o EasyJet (junto con Wright Electric) adelantaron que están trabajando en sus propios proyectos de motores eléctricos que esperan implementar en los próximos años, principalmente en vuelos de corto radio.
Lo cierto es que el cambio climático es uno de los temas que más preocupa a la ciudadanía. Bajo este marco se han desarrollado movimientos ecologistas como el sueco ‘la vergüenza a volar’. Así, un estudio reciente de los Ferrocarriles Suecos indica que el 37% de los ciudadanos cambió el avión por el tren, un 20% más que hace tan solo 18 meses. A su vez, los ferrocarriles suecos han visto aumentar sus pasajeros un 8%, mientras que los aviones han perdido un 5% de clientes.
El sentimiento generalizado es que las aerolíneas podrían hacer más por reducir su impacto ecológico. En esta línea, el director ejecutivo de la compañía aérea Finnair, Topi Manner, manifestó que la industria deberá incorporar mejores motores, a través de los avances tecnológicos, así como ampliar los biocombustibles, electrificar las operaciones de rampa en los aeropuertos u optimizar la planificación de los vuelos.