Airbnb quiere cambiar su anterior concepto de que usuario y propietario compartiesen experiencias para apostar por un servicio más similar al de los hoteles. El objetivo es captar a aquellos viajeros que buscan una relación más impersonal.
Por ello, desde la compañía ha publicado un código de conducta no obligatorio para que sus 2 millones de anfitriones en todo el mundo modifiquen la atención que ofrecen a los huéspedes. Entre otras cosas, se aporta información sobre los mejores horarios para el check-in o sobre el proceso de cancelación.
Y es que cada vez son más los usuarios de este portal web que buscan servicios similares a los de los hoteles pero a un precio más económico. Una anfitriona explica sorprendida que el año pasado se encontró con un huésped que: "Me dijo que sólo usa Airbnb como una alternativa a los hoteles y que en realidad no quiere hablar con sus anfitriones”.
Además del código de conducta, la compañía ha ido implementando nuevos medios para mejorar la calidad del servicio ofrecido. Este es el caso de la designación especial 'superhost', introducida en 2009 para aquellos propietarios que tienen como media una reserva al mes sin que se produzca ningún tipo de incidencia. La reserva instantánea o los distintivos por ofrecer comodidades adicionales como wifi y secador son otras de las medidas para mejorar su oferta.