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Airbus probará los vuelos en formación para el ahorro de combustible
La creciente concienciación medioambiental ha puesto en el ojo del huracán a los aviones y aerolíneas, debido a sus emisiones de carbono. Y es que, según la Agencia Ambiental Europea (EEA, por sus siglas en inglés), cada pasajero de avión, con capacidad para 88 personas, emite 285 gramos de dióxido de carbono (CO2).
Tal y como reseña On The Wings of Aviation, ante este escenario, el gigante aeroespacial Airbus se ha lanzado a probar una alternativa sostenible diferente a otras medidas más respetuosas con el medioambiente, como son los aviones híbridos, eléctricos o el biocombustible. Se trata de volar en formación.
El fabricante europeo se ha fijado en el comportamiento de las aves para implementar esta alternativa, que vuelan en formación grandes distancias con el objetivo de cansarse menos. Airbus quiere probar este método para comprobar si puede ahorrar tanto en emisiones como en combustible.
Así, realizará un vuelo sobre el Atlántico el próximo año, aunque la fecha está por fijar, con varios aviones en formación. La separación de los aparatos será de cinco millas náuticas, que son alrededor de 9.250 metros. Al mismo tiempo, volarán al mismo nivel de vuelo, que son 1,5 millas náuticas, 2.700 metros de separación horizontal.
De acuerdo con el diario citado, esta prática puede parecer peligrosa a priori debido a la turbulencia del avión que vuela en cabeza. Sin embargo, Airbus quiere aprovechar esa estela turbulenta para ahorrar combustible. En concreto, considera que si el segundo avión se posiciona en el lugar adecuado del vórtice turbulento del primer aeroplano, necesitará menos esfuerzo y energía para mantenerse en el aire a velocidad de crucero.
El fabricante europeo cree que, si la prueba se desarrolla correctamente, se podrá ahorrar casi el 10% de combustible, que son unos 950 kilogramos de CO2 por pasajero en un vuelo trasatlántico. Si esto se traduce a un avión de 250 plazas, se dejaría de emitir unas 240 toneladas de CO2.
Sin embargo, trasladar esta práctica a los vuelos comerciales requeriría la modificación de numerosas normas y reglas, así como la adaptación de las leyes de vuelo internacionales, la formación de pilotos y controladores, entre otros.
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