La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) ha anunciado que no aceptará un veredicto de Estados Unidos sobre el Boeing 737 MAX. Así, la EASA realizará sus propias pruebas para determinar que este modelo de avión está listo para operar.
La flota del Boeing 737 MAX lleva en tierra desde el pasado marzo, tras protagonizar los accidentes mortales de Indonesia y Etiopía. La investigación preliminar de ambos siniestros apuntaron a problemas en el sistema antibloqueo MCAS. Posteriormente, el fabricante reconoció la implicación de este software y desde entonces trabaja en su actualización.
Según ha informado BBC, el director general de EASA, Patrick Ky, hizo pública el pasado lunes, 2 de septiembre, una lista de cuatro condiciones impuestas a las autoridades estadounidenses, en una presentación ante la Comisión de Transportes y Turismo del Parlamento Europeo, sobre la vuelta a los cielos del B737 MAX. La primera de ellas es, precisamente, no aceptar una delegación emitida por las autoridades estadounidenses.
La postura de Europa supone un duro golpe para los intereses de Boeing, que espera que el avión vuelva a operar lo antes posible. También, una ruptura significativa con la práctica internacional establecida, de que los reguladores aéreos acepten las normas de sus homólogos en otros países.
Por su parte, un portavoz de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) manifestó que la entidad mantiene una "relación transparente y de colaboración con otras autoridades de aviación civil", mientras continúa con la "revisión de los cambios en el software del Boeing 737 MAX".
"Nuestra primera prioridad es la seguridad y no hemos fijado ningún plazo para la finalización del trabajo. Cada gobierno tomará su propia decisión de devolver la aeronave al servicio, basándose en una evaluación de seguridad", agregó.