El alquiler vacacional es un negocio muy rentable y las facilidades que para ello otorgan portales como Airbnb han atraído la atención de grupos de personas que se están organizando para sacar rendimiento de inmuebles que no son los suyos y que, además, no cuentan con la debida licencia turística.
Este es el caso de Montse Pérez, una propietaria de un inmueble en la Barceloneta (Barcelona) que tras arrendárselo a un inquilino, vio como su piso era ofertado sin su permiso en Airbnb. El joven asesor financiero chileno-ruso al que la habían arrendado el piso por 950€ al mes desapareció, dejando en su lugar a numerosos turistas que iban accediendo a la casa a un precio de 200 euros la noche. Pese a que el nombre utilizado para la firma del contrato fue Timur, en la plataforma online el ofertante ha ido cambiando de Shiargei, a Andrei y Eduard, según recoge el diario ‘La Vanguardia’.
Ante esta situación, la propietaria decidió denunciar para recuperar su piso, sin embargo, las perspectivas de un proceso legal prolongado y la falta de respuestas por parte de Airbnb han hecho que Pérez tuviese que alquilar por una noche su casa para ocuparla de nuevo y cambiar la cerradura.
Pérez está convencida que tras este movimiento existe un grupo de personas organizad, una red de personas que se dedican a ello con cierta profesionalidad puesto que una vez que alquilaron el piso, una personas les llegó a atender para entregarles las llaves.
La propietaria critica a Airbnb por no controlar que sean los dueños del inmueble aquellos que lo promocionen. A su vez, pide al Ayuntamiento de Barcelona que no ponga sólo su foco en los dueños de los inmuebles, sino en los inquilinos que subarriendan.