Un Boeing 787 de Norwegian, que transportaba a 298 pasajeros, desató el pánico y el desconcierto en Isola Sacra, una isla italiana ubicada en las afueras de Roma, el sábado 10 de agosto. Y es que el avión desprendía fragmentos del motor, de entre cinco y 10 centímetros de diámetro, cuando sobrevolaba la ínsula. 

Según ha informado Business Insider, el avión tuvo que aterrizar de emergencia en el aeropuerto romano de Fiumicino, desde donde había despegado momentos antes, por un fallo técino en uno de los motores, que fue lo que provocó esta lluvia de residuos de metal. El aparato tenía previsto aterrizar en Los Ángeles (California). Por suerte, ningún pasajero ni tripulante resultó herido.

De acuerdo con las autoridades locales, estos escombros dañaron a 25 coches y 12 casas. Incluso, existen imágenes de las ventanas de algunos vehículos rotas, así como de los restos del avión que generaron tales destrozos. A este respecto, un vecino de la zona declaró al diario Mail Online, que los desechos cayeron como "balas", mientras que otro celebró no haber resultado herido tras caerle encima una pieza del motor.  

La Agencia Nacional de Seguridad de Vuelo de Italia ha iniciado una investigación sobre lo ocurrido, mientras que Norwegian tan solo ha aclarado, en comunicado, que el avión sufrió un problema técnico. Por el momento, se ha descartado que la lluvia de escombros fuera a consecuencia del choque con un ave.