La crisis que atraviesa el modelo Boeing 737 MAX 8, tras los accidentes mortales de Lion Air y Ethiopian Airlines que dejaron 346 muertos, ha propiciado que los focos se centren en aviones alternativos, como el C919, elaborado por el fabricante chino COMAC, de propiedad estatal.
Sin embargo, este aeroplano, que se construyó para competir con los B737 y con los Airbus A320, sigue en fase de pruebas y se prevé que no estará operativo hasta 2021, año en el que se estima que conseguirá la certificación de los reguladores chinos, según ha informado El País.
COMAC asegura que ha recibido más de 800 pedidos de este avión, de los que el 95% proviene de aerolíneas chinas, cuya propiedad también es del Estado. “Nosotros no determinamos qué marca comprar o cuántos aviones se adquieren; esto depende de la voluntad de las autoridades”, aseguró al respecto Chang Waisan, subdirector del departamento de Estándares y Operaciones de China Southern Airlines.
Así, el C919 adquiere una gran proyección en un mercado en pleno crecimiento. No obstante, Waisan cree que el “despliegue” de este modelo de avión no será “tan rápido”, ya que además de los permisos, se requiere de pilotos y tripulaciones entrenadas para el aeroplano. “Y construir un avión no es lo mismo que construir cientos de ellos”, puntualizó.
Con esta aeronave, China pretende romper el duopolio formado por Airbus (Europa) y Boeing (Estados Unidos), pero parece que para eso falta mucho. Algunos especialistas apuntan que, en el aspecto técnico, el C919 es menos eficiente en términos de consumo de combustibles que los de sus competidores. Además, achacan a cuestiones organizativas el lento avance del sector en China.
La certificación internacional
Otro de los problemas a los que se enfrenta China es la certificación internacional. Por ejemplo, su jet regional ARJ21 opera en el país, pero no en el extranjero, debido a que no ha recibido ninguna certificación internacional que se lo permita.
Y es que, “los principales reguladores del sector en el mundo son el europeo y el estadounidense y se centran casi exclusivamente en cuestiones de seguridad”, indicó Scott Kennedy, director de Política y Empresa China en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS). “Hay unos estándares, son universales, y hay que cumplir con ellos”, sentenció.