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Los secretos tras “la máquina flotante de hacer dinero” de TUI
La pasada semana se bautizó el nuevo crucero de TUI, el ‘Mein Schiff 6’. Se trata del nuevo barco de una flota que no ha dejado de crecer en un barco desde 2009 cuando se lanzó el ‘Mein Schiff 1’. Con motivo del crecimiento tan pronunciado del negocio de cruceros, el diario alemán Spiegel ha elaborado un artículo para analizar las claves de los márgenes de beneficios de la compañía.
En él, destaca que los cruceros pasaron de ser un mercado exclusivo a estar abierto al turismo de masas. En 2016, dos millones de alemanes escogieron este tipo de viaje organizado, lo que supone un aumento del 300% respecto a 2006. La clave: los precios. Como ejemplo menciona un itinerario por el Golfo Pérsico de siete días de la propia TUI que contaba con pasajes a partir de los 788 euros.
Para hacer rentable este modelo de negocio se ha aumentado la capacidad de los buques (el Mein Schiff 6 puede albergar a 3.500 pasajeros en sus 15 cubiertas), los impuestos y la legislación laboral.
TUI Cruises GmbH generó en 2015 unos ingresos de 650,8 millones de euros, lo que supuso unas ganancias de 126,5 millones antes de impuestos. En concreto, explica que TUI Cruises sólo tuvo que abonar 63.787,75 euros en concepto de impuestos a Alemania (un 0,05%), además de otros 1,77 millones que no están relacionados con las ganancias.
El periodista germano hace hincapié en el alto margen de beneficios señalando a Malta y su baja presión legislativa como una de las posibles causas de su éxito, ya que la bandera de este país mediterráneo otorga ciertas ventajas que no están presentes en otros países. Maya Schwiegershausen-Güth, representante del sindicato Ver.di asegura que “TUI y todos los demás operadores de cruceros se inscriben en Malta para eludir la legislación laboral y la congestión alemana”.
De hecho, el país maltés no exige, como si lo hace Alemania, que todos los empleados contratados en el buque tengan la residencia europea. Esto les da libertad para contratar a trabajadores indonesios o filipinos abaratando costes. También las restricciones a la jornada laboral son más laxas en Malta que en otros países, permitiendo jornadas de 14 horas.
Según datos recopilados por el diario Spiegel, un trabajador de lavandería cobra unos 770 dólares mensuales (368 de base, 185 por trabajar los siete días de la semana, 161 por trabajar 300 horas de trabajo mensuales y 55 por compensación de vacaciones). Esto supone que trabajando un total de 300 horas el ratio por hora es de 2,5 dólares. Por su parte, si en vez de adcribirse a la legislación maltesa, lo hiciesen a la germana, la paga mínima debería ser de 2.000 dólares al mes.
Para la compañía, se trata de un pago justo: “Todos los miembros de la tripulación a bordo reciben pagos de acuerdo con sus respectivas calificaciones y experiencia profesional".
No se trata de la única naviera que sigue estas prácticas, según Schwiegershausen-Güth, "en la industria de los cruceros observamos constantemente condiciones salariales flagrantes lejos de un mínimo aceptable, especialmente de los empleados con baja calificación en el sector hotelero y de restauración, donde hemos descubierto salarios por hora por debajo de tres dólares".