El debate sobre la limitación de cruceros en Palma (Mallorca) está más vivo que nunca, a pesar de que la medida lleva ya varios años implantada. Si hace tres semanas las principales patronales de comerciantes exhortaban al Govern de Baleares que permitiera la llegada de más de tres cruceros por jornada al puerto palmense, ahora los pequeños comercios de la ciudad reclaman todo lo contrario, que se mantenga dicho límite.
Cecilia es propietaria de una tienda de ropa sostenible en el centro de Palma y anteriormente regentó una también en el barrio gótico de Barcelona. Explica a Diario de Mallorca que, “tras muchas conversaciones”, ha llegado a varias conclusiones: la primera de todas es que, si el centro de una ciudad se llena de cruceristas, el residente ya no quiere acercarse “porque se siente atosigado y estresado por la multitud”; en segundo lugar, Cecilia asegura que “las rápidas y pequeñas compras” de los turistas no compensan la pérdida del comprador residente.
Asimismo, tal y como recuerda Cecilia, los turistas disponen de multitud de tiendas a bordo, que, además, “una vez están en aguas internacionales, son libres de impuestos”. Otro de los apuntes que hace Cecilia, así como otros comerciantes locales, es que, con tantos turistas, “a largo plazo, el centro histórico va perdiendo vida; va perdiendo su esencia, lo cual hace que deje de ser interesante para ir a pasear y comprar”.
A pesar de que estos pequeños comerciantes piden que no se elimine la limitación en el número de barcos turísticos que pueden atracar al día en el puerto de Palma, Cecilia y compañía aclaran que, aunque están en contra de la masificación turística que sufre la ciudad, no son contrarios a todos los tipos de turistas: “La gente que callejea, que sí que hace turismo cultural o familiar, es la que más se suele parar a comprar en la tienda”.