Desde el pasado jueves 4 de julio se ha puesto en marcha el nuevo servicio de bus náutico en el Port Vell de Barcelona, a cargo de la empresa ALSA, filial del gigante británico Mobico. El alto interés suscitado entre visitantes y locales y dificultades de planificación han provocado colas de hasta dos horas.

Según informa El Periódico, durante los primeros días, el servicio que une el muelle de Drassanes (cercano a Las Ramblas) y el de Llevant (más próximo a la playa de La Bacelonate) en diez minutos se ha visto desbordado por la alta afluencia —en la jornada del domingo se llegaron a vender más de mil billetes— y el hecho de que solo uno de los dos barcos eléctricos que brindarán el servicio está operativo estos días.

A la dificultad logística se suma que la tienda online no permite la compra de billetes con la fecha ya establecida ni consultar la disponibilidad horaria, por lo que los usuarios no pueden predecir cuando se producen las aglomeraciones.

Desde el citado periódico comentan que, pese a que no está preparado para ello y carece de asientos o zonas con sombra, el muelle se ha convertido en una suerte de sala de espera improvisada, llevando a muchos a refugiarse en la tienda de la Copa América. De hecho, se prevé que el arranque de dicha competición, el próximo 22 de agosto, sea la prueba de fuego para el bus náutico que puede llegar a convertirse en un atractivo turístico más de Barcelona.