Un camino difícil el que se encuentran en Rusia las Agencias de Viaje Online (OTA, por sus siglas en inglés) y otro tipo de webs turísticas internacionales. Esto podría deberse a que el cliente ruso compra y navega por internet de una forma muy patriótica. Prueba de ello es que ni siquiera el gigante Google es el primer buscador en el país soviético, sino que lo es el nacional Yandex.
Otro de los motivos por el que las empresas turísticas internacionales no terminan de cuajar en Rusia es la legislación del país. Así le pasó a Booking.com, que durante los últimos años llegó a abrirse un camino entre los viajeros rusos: la marca representaba alrededor del 70% de las ventas de los hoteles del país soviético; sin embargo, el Servicio Federal Antimonopolio de Rusia determinó el pasado mes de diciembre que Booking.com había violado las leyes antimonopolio en el país —debido al llamado requisito de paridad de precios de los hoteles—.
De hecho, Rusia ha amenazado a Booking con adoptar medidas más severas como multas de entre el 1 y 15% de sus ingresos anuales. Incluso, el país soviético está valorando tomar una decisión aún más drástica, como hizo Turquía, que prohibió temporalmente la actividad.
Por otro lado, otras empresas internacionales del sector están reduciendo su presencia en Rusia, como es el caso de Expedia Group o Airbnb. En el caso de la última, ha pasado de ser la empresa con mayor oferta de viviendas vacacionales y apartamentos en el país a cerrar su oficina en 2015 y su filial rusa en 2017, debido a las políticas anti LGTBI del país soviético.
Finalmente, Airbnb ha sido adelantado por, como no, una empresa local: Sutochno.ru.
Las oficinas físicas no corren mejor suerte
La irrupción del coronavirus ha acelerado la tendencia a que el viajero ruso deje de contratar sus vacaciones a través de las agencias de viaje tradicionales, pasándose al modelo digital.
Una tendencia que también ha beneficiado a las empresas rusas, especialmente a una: Aviasales. Este buscador de vuelos y hoteles ha pasado de vender el 5% del total de billetes de avión en 2017 a controlar alrededor del 17% de las ventas, tal y como ha explicado al diario Skift el propio CEO de la empresa, Max Kraynov.