Rusia ha encontrado en el sector aeronáutico el arma perfecta para responder a la escala de sanciones internacionales a las que se ha enfrentado desde el 1 de agosto de 2014 por su implicación en el conflicto de Ucrania.
Viktor Kladov, director de colaboración internacional del conglomerado ruso Rostec ha señalado que "en occidente entienden que si ellos optan por un bloqueo a toda colaboración con Rusia, esta medida no solo perjudicará a nuestro país, sino también al de ellos”.
En este sentido, la empresa VSMPO-Avisma es una de las piezas clave en la lucha. La compañía cubre el 40% de las necesidades de titanio de Boeing, el 60% de las de Airbus y el 100% de las de Embraer, por lo que un recorte en los suministros podría causar efectos negativos en la industria aeronáutica de EE.UU. Europa, según publica la agencia rusa Sputnik.
La empresa rusa es la mayor productora de titanio y productos derivados del mismo del mundo. Para 2020 espera aumentar su producción un tercio hasta las 40.000 toneladas en cada ejercicio. Además, firmó en 2014 una ampliación de su contrato con Boeing hasta 2022.
Además, la relación con la constructora estadounidense no acaba ahí. Ambas compañías cuentan con una empresa conjunta de procesamiento de piezas forjadas de titanio: Ural Boeing Manufacturing. Ahora todo esto está en juego.