El parón por el Covid-19 puso contra las cuerdas al sector del rent a car, llevando a muchas empresas a desprenderse de parte de su flota. Conforme la actividad turística se ha ido recuperando, el reto de estas compañías ha sido incrementar de nuevo la cantidad de vehículos disponible mientras aumenta la demanda a pasos agigantados y la industria de la automoción sufre retrasos en la fabricación por la escasez de materiales.
De hecho, según datos aportados por las patronales al diario Última Hora, en Baleares hay 50.000 coches de alquiler menos que antes de que estallara la pandemia. Esto se ha traducido en que, durante las vacaciones de Semana Santa, ha habido escasez de coches de alquiler. De ello se hacen eco diarios alemanes como FVW, que afirma que hubo una “demanda inesperadamente alta no solo de turistas extranjeros sino también de visitantes de España peninsular”, haciendo difícil a aquellos que no habían reservado antes de viajar.
Ramón Reus, presidente de la Asociación de Vehículos de Alquiler de Balears (Aevab), destacó que el desabastecimiento se produjo por zonas y que la demanda ha superado “las mejores previsiones”. Por su parte, Antoni Masferrer, presidente de la Asociación Balear de Alquiler de Vehículos sin Conductor (Balebal), celebró que la situación del sector ha mejorado “de forma ostensible” gracias a la llegada de turistas extranjeros. “Todo esto incrementa nuestra actividad, pero es cierto que en algunas zonas no podemos dar abasto porque faltan coches, situación que venimos padeciendo desde el inicio de la pandemia”.
Desde ambas patronales admiten que la sobredemanda se ha traducido en un aumento de los precios que, en algunos casos, llega hasta el +300%.