El Gobierno de las Islas Baleares aprobó el viernes 17 de enero el decreto ley que pretende acabar con el turismo de borrachera. La norma se centra en tres zonas consideradas conflictivas, que son: Magaluf, Playa de Palma (Mallorca) y Sant Antoni (Ibiza).
Tal y como informa La Vanguardia, la normativa no solo combate el turismo de borrachera, sino que también determinadas prácticas relacionadas con él, como es el balconing. Así, los turistas que practiquen esta temeridad serán expulsados de los hoteles y se enfrentarán a multas de entre 6.001 y 60.000 euros. Los establecimientos, por su parte, podrán ser sancionados si no emprenden las acciones pertinentes ante un caso como este.
El decreto también prohíbe la publicidad que incita a consumir alcohol, como son las barras libres, happy hours, 2 o 3x1, los autodispensadores de alcohol o la venta de bebidas espirituosas en locales, entre las 21.30 y las 8.00 horas. A su vez, las bebidas deberán ofertarse a un precio unitario, sin posibilidades de promoción.
Al mismo tiempo, se suspenderá la concesión de nuevas licencias para organizar party boats, hasta que esta actividad sea regulada. Los barcos que ya dispongan de licencia no podrán recoger o dejar turistas en las zonas citadas, ya que se consideran los puntos más calientes del turismo de borrachera en Baleares.