El turismo de masas lo está cambiando todo en Baleares. Incluso los tradicionales mercats o mercadillos de pueblos de Mallorca, como el de Alcúdia. De vender productos típicos y artesanales, han pasado a convertirse en parques temáticos para turistas, donde estos compran souvenirs e imitaciones que nada tienen que ver con lo autóctono.

“Los que tienen puestos de bisutería barata, ropa de imitación y gafas de sol están encantados con el turismo”, explica Tòfol a Diario de Mallorca, quien tiene un puesto en Artà.

De los tradicionales mercadillos de la isla ya solo quedan los puestos en los que venden frutas y verduras —y los que aún se escucha un poco de mallorquín—. No obstante, a pesar de ser de los pocos que venden un producto local, por allí no pasa ningún turista.

Por otro lado, la artesana Aina ‘Pistola’ Alzamora, en Artà, sentencia: “Los mercados de pueblo se han convertido en un ‘todo a cien’ para turistas”.