Los aviones monomotor turbohélice —con capacidad para entre 6 y 9 personas y usados para la aviación privada, especialmente, para los viajes ejecutivos, ya no podrán aterrizar en el Aeropuerto Josep Tarradelllas Barcelona-El Prat.

Según informa Aerotendencias, el gestor aeroportuario Aena ha emitido una nueva directiva de ámbito internacional en la que indican que cerrarán el aeropuerto a este tipo de aeronaves, entre los que se cuentan aviones como el Piper M600, Piper M500, Daher TBM 940, Kodiak 100, Pilatus PC-6, Pilatus PC-12, Cessna Caravan 208 o el Diamond DA50 así como Cessna Denali.

No sería el primer impedimento que impone el Aeropuerto de Barcelona a los aviones utilizados por la aviación ejecutiva, ya que desde 2017 no permite las operaciones de cualquier tipo de avión cuyo peso máximo al despegue sea inferior a 2.000 kilogramos.
 


 

Desde Aena proponen como alternativa el Aeropuerto de Sabadell, un aeropuerto más alejado del centro de la ciudad (27 km frente a los 13 actuales). De hecho, un grupo de entidades de aviación, empresas fabricantes de aviones y asociaciones de pilotos privados han hecho llegar una carta de protesta a la Dirección General de Aviación Civil, la dirección de Aena y del Aeropuerto de Barcelona para expresar que “están profundamente preocupados por esta prohibición de acceso a uno de los principales aeropuertos de Europa, y por el hecho de que los operadores de aeronaves privadas no puedan acceder al Aeropuerto de Barcelona y, por consiguiente, al principal destino turístico y de negocios de la ciudad y la región de Barcelona”.

En la citada misiva inciden en que esta decisión llevará a los viajeros a utilizar aviones de mayor tamaño y, por tanto, más contaminantes.