Ríos de tinta se han vertido sobre los efectos perniciosos del alquiler vacacional entre particulares, es decir, el que se hace a través de plataformas como Airbnb o Homeaway. A esta forma de economía colaborativa se la han achacado males como la masificación turística, la gentrificación o la burbuja en los precios del alquiler.
Ahora, según ‘El País’, ha aparecido una nueva desventaja. Y es que el número de brotes de chinches se ha disparado en Madrid. Concretamente, en los barrios de Malasaña, Huertas y Lavapiés.
Entre los lugares favoritos de estos insectos para ocultarse se encuentran las bolsas de viaje y la eclosión del alquiler vacacional entre particulares ha llevado a que una plaga propia de hoteles se haya trasladado a las viviendas. “Hace cinco años aparecían sobre todo en los hoteles. Ahora, en viviendas de particulares”, revela Jacinto Díez, portavoz de la empresa especializada en fumigación Rentokill.
Díez asegura que la falta de fumigaciones periódicas, como si se produce en los hoteles, ha llevado a que los casos. Su empresa ha pasado de fumigar 240 edificios en 2015 a 357 en 2017, un 50% más.