Las playas de la costa de Málaga se han teñido de naranja y las instituciones y los científicos de la región no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto al origen de este fenómeno que pone en peligro la imagen turística del destino de la cara a la ya enfilada temporada de verano.
El Ayuntamiento de Málaga lo achaca a las huevas de sardina y boquerón, mientras que expertos del Aula del Mar culpan a una tipología de microalga, aunque no descartan que se trate de una combinación de ambos elementos.
En un principio, cuando se detectaron los primeros casos de estas manchas en zonas diseminadas entre el Rincón de la Victoria y Torremolinos, se temió que se tratase de una marea roja de algas con toxinas, por lo que se procedió a lucir la bandera roja que prohíbe el baño en algunas de las playas.
Ahora, una vez determinado que no se trata de una sustancia que puede afectar a los ciudadanos, se permite el baño. Los expertos sostienen que es un fenómeno natural y recomiendan que no se extraigan con barcos quitanatas.