Apreciar las pinturas rupestres de Altamira es actualmente un lujo reservado a pocos privilegiados. Desde 2014 sólo cinco personas cada semana pueden acceder a la cueva cántabra que es Patrimonio de la Humanidad.
Hasta ahora, estas visitas, que se sorteaban entre aquellos presentes en el museo anexo cada viernes, se producían durante todo el año, sin embargo, el deterioro que se ha producido en las pinturas está llevando a los responsables del Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación Altamira a plantear su cierre en el período comprendido entre los meses de febrero y junio, una época en la que se concentran las precipitaciones en la zona.
Los expertos advierten de una “fragilización” del techo con caídas de roca y pintura de la conocida como “Capilla Sixtina” del paleolítico”.
Así, se están planteando concentrar las visitas entre los meses de junio y febrero, cuando existe un menor riesgo de daño. No obstante, la decisión definitiva se conocerá dentro de seis o siete meses tal y como ha anunciado la directora de Altamira, Pilar Fatás.