El cruising (encuentros sexuales furtivos entre desconocidos) se ha convertido en una actividad cada vez más ambiciosa, si se tienen en cuenta los lugares donde se practica. Este diario informaba hace unas semanas de los estragos que están causando estos encuentros en parajes naturales españoles, como son las dunas de es Cavallet (Ibiza) o de Maspalomas (Gran Canaria). Ahora, el cruising se ha extendido a un enclave urbano y de índole real: las proximidades del Palacio de la Zarzuela, residencia de los reyes de España, Felipe VI y Letizia.
Según ha informado El Español, los aparcamientos Techados del Pardo, ubicados en la carretera de Fuencarral-El Pardo (a unos metros de la residencia real), constituyen una especie de meca del cruising en España. Al menos, así lo considera la web especializada en esta materia mispicaderos.com. De hecho, se erige como el enclave, para llevar a cabo estos encuentros, más visitado y mejor valorado.
Por medio de esta web, los usuarios conciertan sus citas para intercambiar parejas o mantener sexo en grupo. Otros, tan solo están interesados en mirar. El site define al lugar de la siguiente manera: “A la caída de las tardes de verano, la zona se empieza a animar. Es muy común encontrarse en ese lugar parejas que hacen el amor en los coches, ávidas de ser observadas".
A este respecto, Héctor Galván Flores, Director Clínico del Instituto Madrid de Sexología, manifestó que esta práctica puede resultar atractiva a mucha gente, ya que “implica un proceso de seducción y atracción hacia otra persona que no conocemos, a quien no tenemos afecto, ni apego y a quien muy probablemente no volvamos a ver. Unido por otro lado, con el morbo y la excitación de que dicho encuentro se realice en lugar público”.