El aeropuerto de Mánchester (Reino Unido) ha incorporado esta semana un nuevo test diagnóstico de Covid para pasajeros, basado en saliva, más económico que las PCR y que ofrece resultados fiables en tan solo 12 minutos. Su generalización, por tanto, podría suponer el fin de las cuarentenas y, por ende, un gran impulso para la recuperación del turismo. Detrás de este test se encuentra un equipo de investigación español.
Según ha informado El Confidencial, los científicos Anabel Gil, Antonio Madejón y Pablo Castán, del Hospital Carlos III de Madrid, llevan inmersos en este proyecto desde los últimos meses. En concreto, la prueba mide la presencia de inmunoglobulinas, es decir de anticuerpos IgM e IgG. Los primeros indican si el paciente presenta la enfermedad y, por tanto, es un foco de infección, mientras que los segundos si ha desarrollado inmunidad a largo plazo, es decir si ya ha superado la enfermedad.
La ventaja de analizar las IgM en la saliva es que "permiten identificar a pacientes con sintomatología muy leve e incluso a los asintomáticos sin necesidad de realizar la PCR", señaló Castán, doctor en biología. Así, esta prueba logra "una detección más rápida que en la sangre" de estos anticuerpos. Además, responden a un mecanismo mucho más sencillo que el de las PCR, que requiere de la introducción de un bastoncillo en nariz y boca para recoger muestras nasofaríngeas, o que la extracción de sangre, ya que el paciente solo tiene que depositar un poco de saliva en un tubo. A posteriori, el fluido se mezcla con una solución y una tira reactiva señala, en poco más de 10 minutos, si hay contagio.
Al tratarse de una prueba tan sencilla, puede realizarse en cualquier escenario, sin la necesidad de conocimientos técnicos, por lo que sería "posible identificar positivos en situaciones en las que sería inviable realizar la PCR". "En el 100% de los casos en los que hemos realizado una detección temprana de IgM en saliva en pacientes que no tenían síntomas o con síntomas muy leves, la PCR ha confirmado ese resultado", señaló el investigador.
El mayor inconveniente es que los test en saliva son complicados de desarrollar, en el sentido de que las proteínas no se amplifican, como sí lo hacen los ácidos nucleicos (ARN o ADN) en las PCR. Por ello "es necesario contar con una tecnología que te permita mantenerlas en un estado nativo pero soluble, para asegurar que el 100% de las proteínas disponibles sean capaces de interactuar con los reactivos", enfatizó Castán.