El mes pasado, en concreto el 20 de junio, American Airlines, tuvo que cancelar 50 vuelos de corto alcance operados por un Bombardier CRJ en Estados Unidos debido a una ola de calor. En Fénix, las temperaturas llegaron hasta los 49º.
En España, la ola de calor llegó en junio a los 43,7 ºC y ya se ha anunciado una segunda. Desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) explican que es “difícil” que ocurran cancelaciones, pero “no imposible”. Además señalan que hay que analizar las máximas temperaturas registradas, la altura del aeropuerto y el modelo de avión.
Desde la agencia explican que estos inconvenientes se dan ante la imposibilidad de despegar. "No es que vaya a explotar el avión, es por un tema de física pura". Cuando se alcanzan altas temperaturas la densidad del aire es menor y el motor pierde fuerza. Por ello habría que coger mayor velocidad para despegar y contar con una pista más larga.
Aunque no existe una ley que establezca las temperaturas máximas a las que se puede volar, esto sí está determinado en los manuales de vuelo de cada aeronave. El capitán es quien debe tomar la decisión final.
Para los Bombardier CRJ, la temperatura máxima es de 50º si la instalación aeroportuaria está a nivel del mar, aunque ningún aeropuerto español lo está completamente. Por cada 1000 pies (304.8 metros) de altitud la temperatura máxima se reduce en 2ºC. Desde Madrid-Barajas que se encuentra a 2.000 pies, la máxima es de 46º. En España nunca se han cancelado vuelos por estas razones.