Los pisos turísticos caen un 53% en Palma, pero se encarece el alquiler residencial
El impacto de los pisos turísticos en el precio del alquiler residencial en Baleares es mínimo. Tal es así, que entre 2016 y 2018, la oferta de este tipo de viviendas ha disminuido un 53% en Palma (Mallorca), pero el precio del alquiler convencional ha subido más de un 19%, según datos de la patronal de alquiler vacacional Habtur Baleares.
Tal y como ha informado Libre Mercado, entre 2016 y 2017, la comunidad autónoma ha impulsado diferentes normativas para restringir la oferta de viviendas turística. En 2017, precisamente, se aprobó en el Parlamento de las islas la Ley Turística, mientras que el Ayuntamiento de Palma introdujo en 2018 un nuevo plan de zonificación para regular esta práctica.
El resultado de esta serie de medidas, según ha indicado Habtur Baleares a través de un informe, se reduce a un descenso de la oferta del 53%. Sin embargo, el precio del arrendamiento residencial se ha disparado un 19% en Palma, por lo que uno de los efectos que se buscaba con la regulación de los pisos turísticos, que era el abaratamiento del alquiler convencional, no se ha logrado.
Del estudio de la patronal se desprende que los pisos turísticos tienen un marcado carácter estacional, por lo que en los meses de verano suponen el 7% del parque total de activos inmobiliarios de las islas. No obstante, esta proporción se reduce notablemente durante el resto del año. A su vez, gran parte de estos inmuebles se encuentran en viviendas unifamiliares, ubicadas principalmente en los municipios en los que los residentes de las islas poseen sus segundas viviendas.
En resumen, Habtur Baleares ha enumerado una serie de factores que podrían haber propiciado el encarecimiento del alquiler residencial y que no tienen relación con los pisos turísticos. Estos son: mejora de la economía; descenso del paro; restricciones en el crédito hipotecario; aumento de la población de las islas; desprotección del propietario, principalmente por el movimiento okupa, que obliga a los arrendatarios a mantener sus viviendas fuera del mercado; y la falta de obra nueva.
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