Port de Barcelona ha dado un paso más en la lucha contra las emisiones contaminantes. En concreto, ha solicitado a la Red Eléctrica de España y al Ministerio de Transición Ecológica la instalación de una planta fotovoltaica de 50 megavatios y la conexión con la red de alta tensión. Así, las embarcaciones atracadas podrán recibir suministro eléctrico y apagar sus motores diésel.
Según ha informado elPeriódico, la entidad encargó un estudio a la agencia pública Barcelona Regional para medir el impacto del puerto en la contaminación de la urbe. De la investigación se desprende que el “puerto de Barcelona supone entre el 7% y el 10% de las emisiones contaminantes de la ciudad”. A su vez, “del porcentaje de emisiones general del puerto, los cruceros solo suponen 1,2 puntos”.
Por otro lado, se indica que de los 10 barcos habituales en el puerto, ninguno es un crucero. Lo cierto es que la mayoría son grandes buques de carga que suelen atracar en las zonas más alejadas del centro de la ciudad condal.
En este sentido, se pretende instalar la planta fotovoltaica en los tejados de los edificios portuarios y de Cilsa (sociedad gestora del desarrollo logístico del puerto) en aras de reducir las emisiones. Se estima que con esta iniciativa las emisiones de óxidos de nitrógeno se podrían disminuir un 35% en 2023, así como un 41% en 2026.
Los cruceros no son los únicos barcos que están bajo el punto de mira del Puerto de Barcelona, sino que también los ferris. Por ejemplo, su atraque en el centro de la ciudad está condicionado por las emisiones que generen. Incluso, Port de Barcelona les bonifica si llegan con emisiones cero. Este tipo de barco suele funcionar con baterías de litio durante las horas que permanecen atracados. También, el Puerto de Barcelona es el único del Mediterráneo que permite la recarga de gas natural.