Dadas las cifras récord registradas en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat en 2016, la instalación podría saturarse en 2023, según estipula un estudio del Ayuntamiento de Barcelona y la Cambra de Comerç. Por ello, se están buscando medidas para prevenir el problema. Tanto expertos como administraciones coinciden en su rechazo hacia la construcción de una nueva pista por su elevado coste y su impacto medioambiental.
El conceller de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, Josep Rull ha señalado, haciendo referencia a trabajos anteriores, que los aeropuertos de Reus y Girona podrían convertirse en la “cuarta y quinta pista de aterrizaje de El Prat”. Esta opción cuenta con muchos partidarios en el mundo académico.
De hecho, Jaume Giné Daví, profesor de ESADE Law School, ha asegurado que El Prat seguirá creciendo y lo hará de forma más acelerada en los próximos años. Según su opinión, “Barcelona está mejor posicionada para convertirse en un hub internacional con rutas con el Ásia-Pacífico. Y toda esta zona se convertirá, en breve, en la primera potencia turística del mundo”. Además, argumenta que Cataluña debe hacer frente a la demanda imitando el modelo de Londres donde cuentan con Heathrow como aeropuerto central y los de Gatwick, Standsted y Luton son complementarios.
Sin embargo, Isaac Sanromà, presidente de la Cambra de Comerç de Reus determina que la complementariedad no será viable al 100% por el déficit que existe en la actualidad en cuanto a conexiones. “Necesitamos una vía de comunicación rápida y ágil desde el aeródromo de Reus hacia la capital catalana. Y por eso es tan importante la construcción de la reclamada Estación Intermodal”, señala. Asimismo, el Corredor del Mediterráneo será clave para dar un mejor servicio y potenciar el valor industrial y turístico de la zona.