Una cementera, escollo para la creación de la nueva zona turística de Gran Canaria
El Cabildo de la isla de Gran Canaria, los ayuntamientos de San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) y Mogán, junto a empresas privadas quieren impulsar un nuevo polo turístico en el sur de la isla, concretamente en la zona conocida como Santa Águeda, ubicada entre ambos municipios. Para ello, consideran clave que el actual muelle de El Pajar, de uso industrial, sea reconvertido en puerto deportivo.
No obstante, consideran que hay un escollo grande para comenzar a crear una nueva zona turística y es que actualmente los terrenos colindantes al puerto están ocupados por una cementera, que además, tiene la concesión para el uso del muelle. Y es justamente la duración de la citada concesión la que está marcando el debate.
Más ahora que la familia Del Castillo y el grupo hotelero Cordial, promotores de un resort de 87 viviendas de lujo en esta misma zona, han presentado una alegación contra la concesión de la cementera, en manos de la empresa Cementos Especiales de las Islas (Ceisa). En este documento defienden que la licencia vence en 2020 y no en 2022, tal y como asegura la licitadora: Puertos Canarios.
Según recoge el diario La Provincia, el grupo promotor argumenta que Ceisa recibió una primera concesión de 50 años de duración en 1972. Posteriormente, el permiso fue modificado en 1985, cuando se amplió el puerto, y se realizó una tercera concesión en 1990. Esta última, de 30 años, es la que tiene que ser tenida en cuenta, según los promotores turísticos. Así, el vencimiento se produciría el 9 de marzo de 2020 y no en noviembre de 2022.
En este mismo sentido también se había pronunciado el Cabildo de Gran Canaria, que defiende que la ampliación de la línea de atraque que tuvo lugar en 1990 es la que marcaría la duración de la concesión.
Desde Ceisa argumentan lo contrario y sostienen que cuentan con una comunicación en la que Puertos Canarios confirma que la licencia concluye en 2022.
La fecha en la que finalice la concesión es importante ya que marca el momento en el que el muelle debería cambiar de uso industrial a deportivo y se pueda cumplir el objetivo de desarrollar el nuevo enclave turístico. El plan del gobierno insular y de los ayuntamientos de estos municipios es que el puerto cuente con entre 500 y 1.000 amarres para complementar la oferta hotelera planificada en la zona.
Fuentes consultadas por Tourinews aseveran que el cambio de uso del muelle favorecerá el desarrollo turístico de esta zona “que tiene un alto valor por estar en primera línea de playa y al lado de un puerto”. Explican que durante muchos años “mientras en todo el sur de la isla se desarrollaba la industria turística”, en estos terrenos no se ha podido lanzar ningún proyecto “ya que la industria del cemento es totalmente incompatible con el medioambiente más cercano”.
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