El viejo aeropuerto de Santiago de Compostela, la terminal de Lavacolla, se encuentra en estado de abandono desde que hace seis años se inauguraran las nuevas instalaciones. 

Desde entonces se han propuestos varias iniciativas para darle uso al edificio de más de 18.000 metros cuadrados, que además cuenta con un aparcamiento de 2.200 plazas: desde un campo de tiro, que desaprueban debido a la proximidad del nuevo aeropuerto; a un centro relacionado con las peregrinaciones jacobeas o un gran complejo deportivo. Sin embargo, AENA aún no ha convocado un concurso de ideas y espera que llegue una iniciativa privada que convenza. 

El director del aeropuerto, Ricardo López Navarro, ha propuesto un hotel ‘low cost’: “Una cosa que por ejemplo funciona muy bien últimamente en otros aeropuertos, aunque habría que ver si tenemos la masa crítica suficiente, son los hoteles de bajo coste, cuando hay compañías 'low cost' que tienen vuelos a primera hora, y el Camino de Santiago pasa muy cerca de la terminal”, señala. Tampoco descarta convertirlo en un centro de compras, aunque apunta que “lo que hace falta es iniciativa privada que quiera ponerlas en práctica o invertir ahí”.

Una de las mejores propuestas recibidas ha sido la de Ryanair, que propuso convertir la Lavacolla en su propia terminal. Sin embargo, las negociaciones no llegaron a buen puerto. Tampoco tuvieron frutos ideas como las de convertirla en un complejo gastronómico, una escuela aeronáutica, un campo de golf, un palacio de congresos e incluso, la creación de un parque tecnológico. 

Las instalaciones quedaron en el abandono después de que la ministra Magdalena Álvarez presentará en 2007 el proyecto del nuevo edificio, que triplicaba el del viejo y tenía un presupuesto base de 180 millones de euros, aunque acabó costando 230. 

Desde el Ayuntamiento se insta a Aena y a Fomento a realizar un ‘estudio serio’ sobre los posibles usos de las instalaciones, aunque la sombra del derribo del edificio cada vez es más grande.