Las diferentes asociaciones de vecinos de cascos históricos y zonas turísticas españolas se están levantando en armas contra el ruido. A través de las redes sociales organizaciones de 34 ciudades se están poniendo en contacto para frenar la proliferación de terrazas, ruido y botellones en sus calles.
Según informa Canarias 7, todo ha partido de la actividad en Twitter de la Asociación de vecinos Triana-San Telmo, dos de los barrios que conforman el casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria. Sus quejas, compartidas en diferentes publicaciones, tuvieron repercusión entre las de otras urbes con problemas similares.
Pepa Sánchez, presidenta de dicha asociación de vecinos, explica que quieren crear una federación de asociaciones tras comprobar que pueden crear un frente común contra el ruido: “Te llega un tuit de Zaragoza, luego otro de Ibiza y empezamos a ponernos en contacto”. Relata que en la federación no sólo serían bienvenidas las organizaciones de barrios históricos, sino también aquellas que se quejan de estas molestias en el litoral.
“Estamos hartos todos”, protesta Sánchez que relata que ya están trabajando de forma conjunta con otras asociaciones de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Barcelona, Madrid, Mérida, Badajoz, Santander, Miranda del Ebro y algunas urbes de Euskadi.
Ocupación del espacio y patrimonio histórico
Otro de los ejes de lucha de la futura confederación será el que respecta a la ocupación de las calles por parte de las terrazas. Se apoyan en la sentencia del Tribunal Supremo que prohíbe las terrazas de bares y restaurantes ubicados junto a fachadas de los edificios de Elche (Alicante) y en la resolución del Ararteko (defensor del Pueblo del País Vasco) en la que se pide al Ayuntamiento de San Sebastián que modifique su ordenanza de terrazas. Ambos se basan en garantizar la accesibilidad universal.
Asimismo, también inciden en el cumplimiento de la Ley de Patrimonio Histórico ya que, tal y como afirma Sánchez, “la degradación que están sufriendo los cascos históricos en toda España es gravísima”. En concreto, explica que en ciudades como Ibiza, Mérida, Granada, Elche o Las Palmas de Gran Canaria no sólo se convive con el ruido, sino también con “meados y vómitos, y cuando los servicios de limpieza pasan con el agua a presión, el efecto del agua es igual de pernicioso, y todo eso es destrucción”.
A ellos se podría sumar, posiblemente, los vecinos de Villarreal (Castellón), que recientemente se han querellado contra su alcalde por el ruido que generan los locales de restauración en la calle Pare Molina.