Tras finalizar las restricciones que limitaron el derecho a la libre reunión entre personas en la pandemia, la hostelería se convirtió en el principal punto de socialización de sociedades como la española. Sin embargo, el fenómeno pandémico también habría consolidado una tendencia que ya venía creciendo, como es el hecho de ir a un restaurante sin acompañantes, de forma individual. 

“Antes no venía casi nadie solo. Últimamente, tenemos mesas de una persona prácticamente a diario”, asegura Marcos Granda, propietario de cuatro restaurantes con estrella Michelín. “Que una persona fuese solitaria siempre ha estado mal visto. Pero ahora ese tabú a exhibir la soledad se ha roto”, señala el antropólogo José Antonio González Alcantud. 

Alcantud apunta que la cultura mediterránea dispone de unas tradiciones y costumbres basadas en compartir, especialmente a la hora de comer, que estarían comenzando a disolverse por un individualismo propulsado por la soledad y distanciamiento entre personas que se impuso con la llegada del COVID-19.

Lola Marín, chef y propietaria del restaurante Damasqueros, en Granada, afirma al diario El País que la clientela que acude sola a su establecimiento ocupa alrededor del 5% de las mesas a lo largo del año, una cifra mucho más alta que hace una década, época en la que, cuando alguien reservaba mesa para uno, se sospechaba que dicha persona "era un inspector o un crítico gastronómico".

viajero solitario

"Tenemos mesas para uno todos los días": Los viajeros solitarios transforman el paradigma turístico

Acostumbrados a viajar solos
 

Según Marco Trujillo, jefe de sala del restaurante Bardal, en Ronda (Málaga), este tipo de clientes suelen tener un alto conocimiento gastronómico o están acostumbrados a viajar solos, "personas que quieren ir a algún sitio, no tienen con quién ir y van de todas formas”. 

En este sentido, en el mundo de los viajes se conoce esta tendencia como 'Solo Travel'. Según un informe de la agencia de viajes Edreams, un 83% de los hombres encuestados han viajado en solitario por placer en algún momento de su vida, frente a un 65% de mujeres e, independientemente del sexo, el 73% lo consideran una experiencia recomendable. Un segmento cada vez mayor que ha despertado la atención del sector de la restauración y del turismo, abierto a acompañar a los 'llaneros solitarios'.