Con una población de 1.410 millones de habitantes y una clase media cada vez más extendida, China es un mercado emisor muy jugoso. Prueba de ello son los 5.970 millones de viajes domésticos registrados en 2019. Sin embargo, solo 155 millones de chinos viajaron ese año al extranjero, por lo que captar a este viajero —con una elevada media de gasto—sea una batalla encarnizada.
En dicha batalla, los ganadores son los países próximos a China, mientras que los destinos europeos y norteamericanos pelean por cuotas de mercado anecdóticas. Según recoge el diario especializado Skift, la poca disponibilidad aérea es un "obstáculo persistente" para la llegada del turismo chino hacia Occidente, algo que se vio agravado por la pandemia.
Y es que en Alemania, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y otros destinos aún no se han recuperado el número de vuelos que operaban antes de la crisis epidémica. Las, a veces, tirantes relaciones entre Occidente o Pekín, así como la prohibición de sobrevolar el espacio aéreo ruso están siendo algunos de los principales impedimentos para que se restablezca o crezca la operativa.
“Realmente necesitamos más vuelos directos y conectividad", recalca Ralf Ostendorf, director de gestión de mercados de Visit Berlin, quien aventura que es posible que se recuperen a finales de este año o en 2025.
En 2019, 700.000 turistas chinos visitaron España, siendo este perfil de viajero el de mayor gasto por persona (2.400 euros) y estancia media más larga, de 7,8 días. Hay seis vuelos directos desde China hacia Madrid (Pekín, Shanghái, Hangzhou, Wenzhou, Chongqing y Hong Kong) y tres hacia Barcelona (Pekín, Hong Kong y Shenzhen).